Di Stéfano

Todo el campo de juego cabía en sus zapatos. La cancha nacía de sus pies, y desde sus pies crecía. De arco a arco, Alfredo Di Stéfano corría y recorría la cancha: con la pelota, cambiando de frente, cambiando de ritmo, del trotecito cansino al ciclón imparable; sin la pelota, desmarcándose hacia los espacios vacíos y buscando aire cuando se atoraba el juego.

Nunca estaba quieto. Hombre de cabeza alzada, veía toda la cancha y al galope la cruzada abriendo brechas para lanzar el asalto. Él estaba en el principio, en el durante y en el final de las jugadas de gol, y hacía goles de todos los colores:
Socorro, socorro, ahí viene la saeta
con su propulsión a chorro.
A la salida del estadio, la gente lo llevaba en andas.

Di Stéfano fue el motor de los tres equipos que maravillaron al mundo en los años cuarenta y cincuenta: River Plate, donde sustituyó a Pedernera; Millonarios de Bogotá, donde junto a Pedernera deslumbró; y el Real Madrid, donde fue el máximo goleador de España durante cinco años seguidos. En 1991, cuando ya hacía años que se había retirado, la revista France Football otorgó el título de mejor futbolista europeo de todos los tiempos a este jugador nacido en Buenos Aires.
Fuente: Eduardo Galeano


Lo mejor de Alfredo Di Stéfano

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