Principiante en el arte literario, el francés Victor Hugo (1802-1885) dijo, lleno de esperanzas: "Yo quiero ser Chateaubriand o nada". Hugo consideraba su compatriota François René Chateaubriand (1768-1848) como la referencia de las letras. O, quizás, su ídolo. Resultado: luego, el escritor de "Los miserables" superaría su referente artístico. Y hoy es uno de los mayores nombres de la literatura universal.
También en el arte de jugar al fútbol, aconteció algo parecido. Y con el mineiro Éder Aleixo de Assis, de Vespasiano -ciudad de la región metropolitana de Belo Horizonte-, donde nació el 25 de mayo de 1957. En los innumerables partidillos de su infancia, imitaba la destreza que demostraba con la bola su paisano Buião -un buen extremo derecho del Clube Atlético Mineiro. Como veremos después, Éder, por la izquierda, fue uno de los mejores extremos de todos los tiempos, a años luz de habilidad frente a Buião. Eso se percibiría en él en cuanto llegó a los 14 años al América de Minas Gerais, llevando una bomba en la pierna izquierda y la increíble facilidad de poner el balón donde quería. En el club blanco y verde de Minas Gerais, Éder se estrenó en 1976 con los profesionales. Y solamente con jugar contra el Grêmio -en la época, entrenado por el brillante Telê Santana- confirmó ser uno de los más precisos tiradores de faltas del país. En ese partido, encargado de ejecutar una falta en medio campo, la pelota, obediente a su disparo letal se anidó en las redes del tricolor de Porto Alegre. Telê no tuvo otro remedio que pedir a la directiva del Grêmio de llevárselo para el Rio Grande do Sul, cuanto antes.
A partir de 1977, el gremista Éder pasó a ser una amenaza para los porteros del Internacional -el famoso equipo Colorado, archienemigo del tricolor. Tanto que hizo para el Grêmio seis goles en 6 encuentros con el Inter. Y no sólo propició al club el título de campeón gaucho de 1977, sino que repitió en 1979. Desde aquí, el exuberante fútbol de Éder lo llevaría a la seleção brasileña en mayo de ese año, cuando ganó a Paraguay por 6 a 0, marcando el extremo gremista uno de los tantos. Entonces, ya era pretendido por clubes nacionales y extranjeros. Sin embargo fue el Atlético Mineiro que lo adquirió a través de un cambio con el medio Paulo Isidoro. Evidentemente, la transacción fue facilitada porque Éder era un fanático del Atlético desde la infancia. Es así que el atacante de disparo potente, que ya tenía el mote de "la Bomba", volvió a su tierra -donde sería el "Cañón Mineiro". Y lo hizo para vivir la fase más bonita, prometedora y polémica de su animada carrera de jugador profesional.
En Belo Horizonte, guapo e incorregible seductor, atraía a las mujeres. Después de los entrenamientos o partidos, frecuentaba discos y bares nocturnos. A parte de las chicas, su vida bohemia fue objeto de la atención de la prensa. Pero Éder supo evacuar tal tipo de noticiario con buenas actuaciones en campo, sin olvidar su cariño por el balón y sus goles sensacionales. Y participó decisivamente, de 1980 a 1983, al pentacampeonato del Atlético Mineiro. Claro, en esa fase áurea tuvo que compartir la gloria del "Galo" de Minas con estrellas tan fulgurantes como él: Reinaldo, Luizinho, Cerezzo, João Leite y Nelinho. Es en este periodo atleticano que tuvo el mayor número de convocaciones en la selección brasileña -desde abril del 80, la dirigía su fan y descubridor, Telê Santana. No obstante, en la selección, estaba Zé Sérgio, el hábil extremo izquierdo del São Paulo, lo que hizo que Canhão Mineiro tuvo que esperar su chance. Hasta que llegó con las eliminatorias, por la expulsión de Zé Sérgio contra el Venezuela. Entonces el seleccionador Telê no dudó un instante en alinear a Éder y no saldría más del seleccionado. Siempre en ese año del 81, en los preparatorios de la seleção, con él en la punta izquierda, Brasil venció -entre otras buenas selecciones- a Inglaterra en Wembley, a Francia en el Parque de los Príncipes y a los alemanes en Stuttgart. Con tales actuaciones, hasta el inicio del Mundial del 82, el equipo de Telê Santana había disputado 32 encuentros, con un saldo de 24 victorias y 6 empates, perdiendo sólo contra la Unión Soviética y Uruguay. Eso, obviamente, sumaba en el currículo de Éder, que además tuvo un debut fulgurante en el Mundial del 82 de España, con golazos contra los rusos y escoceses. Así que el extremo brilló en aquel equipo de ensueño derrotado que gozaba además de él, de artistas del tamaño de Leandro, Júnior, Falcão, Zico y Sócrates. Entretanto, con el fiasco delante de Italia en el estadio catalán de Sarrià, la tristeza de ese Mundial fue compensada por el ego vanidoso del ídolo mujeriego con las 16 mil cartas femeninas que recibió. En 1983, Éder fue elegido a la unanimidad por la revista Placar para ser honrado con el trofeo Bola de Prata.
Ahora, la paradoja: en cuanto el "Cañón Mineiro" alcanzó el mejor de sí al nivel técnico, también llegó a su fase más nebulosa en el aspecto disciplinar. Con frecuencia era expulsado del campo por patadas o insultos a árbitros. El colmo en ese apartado llegó en 1981, cuando acumuló 13 pleitos -todos perdidos- en los tribunales de Minas Gerais. Pero ese mal ejemplo no le cerró las puertas de la selección. Eso hasta abril del 86. Cuando era titular indiscutible para el Mundial de México, el extremo izquierda en un gesto gratuito, agredió un peruano en São Luís (Maranhão), donde la selección jugaba un amistoso. Enérgico, el técnico Telê -defensor intransigente del fair play- jamás volvió a convocarle. Y Éder Aleixo, a los 28 años, cerró una cuenta de 53 partidos y 9 goles para Brasil. Ese temperamento irascible, movido por un carácter impulsivo, lo apartaría cada vez más de los clubes europeos. Y también le perjudicó en su propio país.
A partir de 1986, Canhão Mineiro empezó a girar por el país, vistiendo varias camisetas. Tanto que, al volver del Internacional de Limeira al Atlético Mineiro, se fue al Palmeiras -donde no realizó nada significante. Al año siguiente, pasó discretamente por el Sport Club de Recife y el Santos. En 1988, intentó en el Botafogo carioca. Y volvió al Atlético de 1989 a 1990. Luego se fue al paulista União São João, de Araras, de 1991 a 1992. Y a la sorpresa general, Éder reapareció en Belo Horizonte para ser campeón de la Copa de Brasil de 1993 con el Cruzeiro. Después, se supone que dio pases y regates en el Cerro Porteño paraguayo y en el Fernebahce turco. Así como en el Atlético Paranaense. Y con certeza, el viejo Canhão estaba en 1995 con el Atlético de Minas Gerais, ganando el certamen estatal -siendo este su último título para el "Galo", el club de su corazón, donde, en total, jugó 368 partidos y marcó 122 goles. Por fin concluiría su trayectoria en 1996, reapareciendo en el União São João de Araras.
Apenas retirado Éder de la bola, sin nombrarle, la revista Placar publicó un artículo firmado por el ex-lateral atleticano Nelinho, quien hablaba de un ex-compañero suyo: "Jugó hasta los 28 años. Jugó. Y engañando, se quedó hasta los 40". Sí, de hecho, se tratara de Éder, talvez la palabra engañar sea fuerte. E imprecisa. Además de ser una falta de respeto para un crack como el "Cañón Mineiro". Hasta incluso la contribución de Éder Aleixo de Assis al fútbol-arte suplanta aquella confesa falta de fair play que él, por razones puramente psíquicas, expresó infelizmente en su carrera.
También en el arte de jugar al fútbol, aconteció algo parecido. Y con el mineiro Éder Aleixo de Assis, de Vespasiano -ciudad de la región metropolitana de Belo Horizonte-, donde nació el 25 de mayo de 1957. En los innumerables partidillos de su infancia, imitaba la destreza que demostraba con la bola su paisano Buião -un buen extremo derecho del Clube Atlético Mineiro. Como veremos después, Éder, por la izquierda, fue uno de los mejores extremos de todos los tiempos, a años luz de habilidad frente a Buião. Eso se percibiría en él en cuanto llegó a los 14 años al América de Minas Gerais, llevando una bomba en la pierna izquierda y la increíble facilidad de poner el balón donde quería. En el club blanco y verde de Minas Gerais, Éder se estrenó en 1976 con los profesionales. Y solamente con jugar contra el Grêmio -en la época, entrenado por el brillante Telê Santana- confirmó ser uno de los más precisos tiradores de faltas del país. En ese partido, encargado de ejecutar una falta en medio campo, la pelota, obediente a su disparo letal se anidó en las redes del tricolor de Porto Alegre. Telê no tuvo otro remedio que pedir a la directiva del Grêmio de llevárselo para el Rio Grande do Sul, cuanto antes.
A partir de 1977, el gremista Éder pasó a ser una amenaza para los porteros del Internacional -el famoso equipo Colorado, archienemigo del tricolor. Tanto que hizo para el Grêmio seis goles en 6 encuentros con el Inter. Y no sólo propició al club el título de campeón gaucho de 1977, sino que repitió en 1979. Desde aquí, el exuberante fútbol de Éder lo llevaría a la seleção brasileña en mayo de ese año, cuando ganó a Paraguay por 6 a 0, marcando el extremo gremista uno de los tantos. Entonces, ya era pretendido por clubes nacionales y extranjeros. Sin embargo fue el Atlético Mineiro que lo adquirió a través de un cambio con el medio Paulo Isidoro. Evidentemente, la transacción fue facilitada porque Éder era un fanático del Atlético desde la infancia. Es así que el atacante de disparo potente, que ya tenía el mote de "la Bomba", volvió a su tierra -donde sería el "Cañón Mineiro". Y lo hizo para vivir la fase más bonita, prometedora y polémica de su animada carrera de jugador profesional.
En Belo Horizonte, guapo e incorregible seductor, atraía a las mujeres. Después de los entrenamientos o partidos, frecuentaba discos y bares nocturnos. A parte de las chicas, su vida bohemia fue objeto de la atención de la prensa. Pero Éder supo evacuar tal tipo de noticiario con buenas actuaciones en campo, sin olvidar su cariño por el balón y sus goles sensacionales. Y participó decisivamente, de 1980 a 1983, al pentacampeonato del Atlético Mineiro. Claro, en esa fase áurea tuvo que compartir la gloria del "Galo" de Minas con estrellas tan fulgurantes como él: Reinaldo, Luizinho, Cerezzo, João Leite y Nelinho. Es en este periodo atleticano que tuvo el mayor número de convocaciones en la selección brasileña -desde abril del 80, la dirigía su fan y descubridor, Telê Santana. No obstante, en la selección, estaba Zé Sérgio, el hábil extremo izquierdo del São Paulo, lo que hizo que Canhão Mineiro tuvo que esperar su chance. Hasta que llegó con las eliminatorias, por la expulsión de Zé Sérgio contra el Venezuela. Entonces el seleccionador Telê no dudó un instante en alinear a Éder y no saldría más del seleccionado. Siempre en ese año del 81, en los preparatorios de la seleção, con él en la punta izquierda, Brasil venció -entre otras buenas selecciones- a Inglaterra en Wembley, a Francia en el Parque de los Príncipes y a los alemanes en Stuttgart. Con tales actuaciones, hasta el inicio del Mundial del 82, el equipo de Telê Santana había disputado 32 encuentros, con un saldo de 24 victorias y 6 empates, perdiendo sólo contra la Unión Soviética y Uruguay. Eso, obviamente, sumaba en el currículo de Éder, que además tuvo un debut fulgurante en el Mundial del 82 de España, con golazos contra los rusos y escoceses. Así que el extremo brilló en aquel equipo de ensueño derrotado que gozaba además de él, de artistas del tamaño de Leandro, Júnior, Falcão, Zico y Sócrates. Entretanto, con el fiasco delante de Italia en el estadio catalán de Sarrià, la tristeza de ese Mundial fue compensada por el ego vanidoso del ídolo mujeriego con las 16 mil cartas femeninas que recibió. En 1983, Éder fue elegido a la unanimidad por la revista Placar para ser honrado con el trofeo Bola de Prata.
Ahora, la paradoja: en cuanto el "Cañón Mineiro" alcanzó el mejor de sí al nivel técnico, también llegó a su fase más nebulosa en el aspecto disciplinar. Con frecuencia era expulsado del campo por patadas o insultos a árbitros. El colmo en ese apartado llegó en 1981, cuando acumuló 13 pleitos -todos perdidos- en los tribunales de Minas Gerais. Pero ese mal ejemplo no le cerró las puertas de la selección. Eso hasta abril del 86. Cuando era titular indiscutible para el Mundial de México, el extremo izquierda en un gesto gratuito, agredió un peruano en São Luís (Maranhão), donde la selección jugaba un amistoso. Enérgico, el técnico Telê -defensor intransigente del fair play- jamás volvió a convocarle. Y Éder Aleixo, a los 28 años, cerró una cuenta de 53 partidos y 9 goles para Brasil. Ese temperamento irascible, movido por un carácter impulsivo, lo apartaría cada vez más de los clubes europeos. Y también le perjudicó en su propio país.
A partir de 1986, Canhão Mineiro empezó a girar por el país, vistiendo varias camisetas. Tanto que, al volver del Internacional de Limeira al Atlético Mineiro, se fue al Palmeiras -donde no realizó nada significante. Al año siguiente, pasó discretamente por el Sport Club de Recife y el Santos. En 1988, intentó en el Botafogo carioca. Y volvió al Atlético de 1989 a 1990. Luego se fue al paulista União São João, de Araras, de 1991 a 1992. Y a la sorpresa general, Éder reapareció en Belo Horizonte para ser campeón de la Copa de Brasil de 1993 con el Cruzeiro. Después, se supone que dio pases y regates en el Cerro Porteño paraguayo y en el Fernebahce turco. Así como en el Atlético Paranaense. Y con certeza, el viejo Canhão estaba en 1995 con el Atlético de Minas Gerais, ganando el certamen estatal -siendo este su último título para el "Galo", el club de su corazón, donde, en total, jugó 368 partidos y marcó 122 goles. Por fin concluiría su trayectoria en 1996, reapareciendo en el União São João de Araras.
Apenas retirado Éder de la bola, sin nombrarle, la revista Placar publicó un artículo firmado por el ex-lateral atleticano Nelinho, quien hablaba de un ex-compañero suyo: "Jugó hasta los 28 años. Jugó. Y engañando, se quedó hasta los 40". Sí, de hecho, se tratara de Éder, talvez la palabra engañar sea fuerte. E imprecisa. Además de ser una falta de respeto para un crack como el "Cañón Mineiro". Hasta incluso la contribución de Éder Aleixo de Assis al fútbol-arte suplanta aquella confesa falta de fair play que él, por razones puramente psíquicas, expresó infelizmente en su carrera.
Fuente: Antonio Falcao
Gol de Éder con Brasil en el Brasil-Escocia del Mundial 82
3 comentarios:
Sí amigo, siempre es bueno intercambiar links. Cuando leas esto avísame y ponemos los links de nuestros blogs.
Saludos del Jugador nº12
No se de que me suena ''Éder'', pero me has hecho una idea.
Buen post.
Me gustaria que me dijiras o respondieras estas dos preguntas:
- Deco o Lampard?
- Central favorito para que fiche en el Barça?
Gracias una vez más para responder mis preguntas y me gustaria saber cómo se agregan los blogs favoritossen el tuyo.
Gracias y Saludos!!!
http://actualidad-del-futbol.blogspot.com/
Me quedo con el Eder que ví jugar en el Mundial de España'82. Aún recuerdo sus sensacionales tiros. Me maravillo, nunca olvidé a este futbolista.
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