El gran Azteca de México

Sólo un estadio coronó a los dos más grandes, un estadio luminoso que filtró la luz de los pases y gestos mágicos de los dos astros más brillantes de cien años de historia del fútbol de ese planeta. ¿Qué estadio puede presumir de tanta belleza, de tantas filigranas, de tantos arabescos, de tal felicidad?.... Pelé y Maradona. Pelé, el 21 de Junio 1970 y Maradona, el 29 de Junio de 1986.

A la vez el estadio más emblemático de la creatividad del fútbol universal maltrató a los tacaños en arte y belleza, a los calculadores. Nunca autorizó que ganaran los mezquinos que no honraban el buen juego y el arte del fútbol. Siempre castigó el juego rácano. Siempre premió el arte del fútbol, la magia, la sorpresa y la alegría.

En 1970, para buen juicio final, el estadio Azteca decidió una final Brasil-Italia, la belleza ofensiva y creativa contra la fealdad defensiva y destructiva. Los 120.000 espectadores enamorados de Brasil, un país hermano y un pueblo y un fútbol alegre, nunca dudaron: 4-1 GANÓ LA BELLEZA EN EL ESTADIO AZTECA.

En 1986, Argentina-Alemania. Otra vez el estadio Azteca decidía una final de géneros diferentes y premiaba la belleza ofreciendo la victoria del arte argentino de Maradona y castigando el fútbol rácano alemán de Matthaus, menos vistoso que el de los Beckenbauer, Overath, Maier, Seeler y Muller, infelices en 1970, en la prórroga más bónita de la historia ante Italia (3-2). 120.000 espectadores enamorados del hermano Maradona no dudaron: 3-2, GANÓ MARADONA A MATTHAUS EN EL ESTADIO AZTECA.

Este mismo año 86, no pudieron pisar el Azteca, otras dos grandes estrellas, por haberse enfrentados Brasil y Francia en cuartos, en un partido memorable, en el Jalisco de Guadalajara: Platini y Zico. Luego, en la semifinal, la Francia de Platini, Giresse, Tigana y Rocheteau caía ante Alemania, sin poder luchar. Habían jugado su final ante Brasil. El Azteca elige a pocos.

Mientras hoy en día, en el estadio del sol de los aztecas, juegan como locales América y Necaxa, sin muchas ilusiones de subir al olimpo, LA HISTORIA DEL ESTADIO AZTECA SÓLO ELIGIÓ A LOS DOS MÁS GRANDES. MARADONA Y PELÉ.

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