El bello gesto de respeto de un jugador hacia su contrario desaparece paulatinamente. Hoy, la mirada del delantero centro, ante una fenomenal parada del guardameta, es asesina. UEFA y FIFA, para maquillar esta evolución negativa del fair-play, impone los multitudinarios e interminables apretones de manos. Arsène Wenger, uno de los últimos gentlemen del fútbol moderno hace anular la victoria del Arsenal en las semis de la FA Cup 2000, por un gol conseguido contra las históricas reglas británicas del fair play, habiendo sus jugadores marcado un gol cuando el adversario esperaba la devolución de pelota, sacada en banda en una lesión.
1970: Tostao corre abrazar Pelé para celebrar un soberbio gol de cabeza tras un centro medido de Jairzinho al segundo palo. No contaba con una de las más bellas paradas que Gordon Banks dejó a la memoria. Inglaterra - Brasil. El partido de cuartos es decisivo y muy competido entre el campeón vigente y el favorito a la corona mundial de 1970. Banks, estirándose hasta arrancarse el brazo, saca el cuero de su línea de meta, levantando la pelota por encima del travesaño. Córner. Pelé no se lo cree y admirando tal milagro viene estrechar la mano de Gordon Banks.
Robbie Fowler, joven promesa sin complejo del histórico Liverpool, todavía nacido y educado en el genuino fair play británico y la cuna del fútbol de los gentlemen del césped, nos ha probablemente legado una de las últimas secuencias de fair play de leyenda en 1995. A los 18 años, se estrena en la Premier League 93/94 con el Liverpool y no se cansa de sacudir las mallas, 20 veces al año mínimo. Esta sed de goles no le impide rechazar uno, ofrecido en bandeja, de penalti inexistente. Fowler suplica al árbitro anular la pena máxima, ante el público a la vez atónito y emocionado de Anfield Road ... y la pena confirmada, la falla, adrede dicen la historia y Fowler.
1986: Mágico Gonzalez, soberbio atacante virtuoso y salvadoreño del Cádiz anota el 3-0 definitivo ante el Racing de Santander en la Liga española en el Ramon de Carranza, tras un eslalon gigante dejando 4 jugadores sentados en el césped y acabando por una vaselina mágica encima del portero del Racing, Alba. Corre abrazar a sus compañeros, estatuas admirativas en el círculo central. Antes del saque de centro, Alba corre los 50 metros que le separan de Mágico y le felicita de tanta belleza. El público del Carranza, ya en pie, aplaudiendo a romper la obra maestra dominical de su artista, se levanta y saca los pañuelos blancos al guardameta del Racing. Una de las emociones más bellas que haya vivido un campo de fútbol en este planeta.
Fuente: Jean Pierre Bonenfant
Partido entre Ajax B y RKC Waalwijk.
Partido entre West Ham y Everton. Protagonista: Di Canio.
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