Fue un actor principal del bonito juego de fútbol del River Plate y eso durante casi dos décadas en los 40 y 50 y nos abandonó a los 80 años, el pasado 5 de enero del 2003.
Extremo izquierdo del River, entusiasmaba a los espectadores del Estadio Monumental de Buenos Aires. Según unos era Chaplin, por su forma de andar, correr y afrentar los defensas, que hasta se reían de ellos mismos, cuando un regate chapliniano, les había sentado en la grama. Según otros era "el Ventilador", dice Eduardo Galeano en su libro El fútbol a sol y sombra, porque "daba aire a todo el resto del cuadro, haciéndose perseguir por los rivales".
Era una pieza indispensable para encajar con Pedernera, Múñoz, Moreno y Labruna la famosa Máquina del River Plate en el año 1947, la delantera más impresionante y realizadora del mundo, que jugaba de memoria tanto estos cinco delanteros. Se compenetraron en el placer de jugar al fútbol, haciendo pases, paredes, goles pero también dribles incesantes por placer que hacían perder la paciencia al público que muchas veces sufría lo lindo antes de poder aplaudir el gol, o a lo mínimo el disparo.
Estos repetidos regates hasta saciedad eran una especialidad de Félix Loustau en la punta izquierda. Este placer casi molesto para el público impaciente y hambriento de gol no impidió que Loustau brindara a la afición del River 8 títulos y más de 100 goles en 365 partidos, una media impresionante para un extremo.
Loustau tenía este defecto moderno de pensar primero que el fútbol era un juego pero demostró que jugando, haciéndose placer, también se podían lograr muchos títulos y para un extremo muchísimos goles. Al final la afición y la opinión lo reconoció y Félix Loustau, bien antes de morir era una leyenda de la historia del fútbol argentino y mundial, a medida que el fútbol mundial dejaba de jugar para trabajar.
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