Fue en 1958, en Italia. La selección de Brasil, jugaba contra el club de Fiorentina, camino del Mundial de Suecia.
Garrincha invadió el área, dejó sentado a un defensa y se sacó de encima a otro. Cuando había eludido también el arquero, descubrió que había un jugador en línea del gol: Garrincha hizo como que sí, como que no, mintió que pateaba al ángulo y el pobrecito se estrelló de narices contra el palo. Entonces el guardameta volvió a molestar. Garrincha le pasó la pelota entre las piernas y se metió en el arco.
Después, con la pelota bajo el brazo, regresó lentamente a la cancha. Caminaba mirando al suelo, Chaplin en cámara lenta, como pidiendo disculpas por ese gol que puso de pie a toda la ciudad de Florencia.
Garrincha invadió el área, dejó sentado a un defensa y se sacó de encima a otro. Cuando había eludido también el arquero, descubrió que había un jugador en línea del gol: Garrincha hizo como que sí, como que no, mintió que pateaba al ángulo y el pobrecito se estrelló de narices contra el palo. Entonces el guardameta volvió a molestar. Garrincha le pasó la pelota entre las piernas y se metió en el arco.
Después, con la pelota bajo el brazo, regresó lentamente a la cancha. Caminaba mirando al suelo, Chaplin en cámara lenta, como pidiendo disculpas por ese gol que puso de pie a toda la ciudad de Florencia.
Fuente: Eduardo Galeano
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