Las maderas del estadio Wankdorf de Berna en Suiza no se refieren a la obra de ese estadio clásico, hecho de cemento y hierro, sino a las de las porterías que, como en otros estadios de leyenda, jugaron cierta vez un gran papel. Dos veces, los palos de madera de las porterías del Wankdorf cambiaron el curso de la historia como para participar en ella... En la final del Mundial 54 y en la final de la Copa de Europa 61. Pero no se trata de un sólo disparo a la madera, que se carga de historia, como en la final del Mundial 66 en Wembley, sino de tres. Tres disparos a la madera que condenaban a sus autores, algunos de ellos, dos veces.
La más famosa final de las maderas fue la del Mundial 54. Hungría arrasaba en Europa: 4 años y 29 partidos sin perder. Entre otros, Puskas, Hidegkuti, Czibor y Kocsis, habían derrotado, por primera vez, ante la incredulidad mundial, a los ingleses en su templo de Wembley por 6-3 en 1953. Meses más tarde en la revancha, ¡¡Inglaterra perdió en Budapest 7-1!!
En el Mundial de 1954, en la fase clasificatoria, Hungría apabulló a Alemania 8-3, que se clasificó en repesca. El 4 de julio, a las 17 horas y 9 minutos, Hungría ya ganaba 2-0. Otra goleada histórica de los "magiares mágicos" estaba servida, pero a las 17 horas y 18 minutos -entonces se jugaba al ataque desde el principio- dos goles de Morlock y Rahn igualaban los de Puskas y Czibor.
Puskas, agotado y lesionado por un alemán en primera ronda, las maderas entraron en juego, y se dio la mayor sorpresa del fútbol junto con el "Maracanazo". Los húngaros dominaban abrumadoramente, multiplicaban pases, paredes y ocasiones, acompañados por 60.000 espectadores admirativos. En pleno dominio húngaro, Kocsis e Hidegkuti, dos veces, estrellaron sus disparos a la madera. Ya estaba dicho, las tres maderas impidieron la justa consagración de uno de los mejores combinados de la historia del fútbol universal.
Kocsis y Czibor, perdieron de nuevo en el Wankdorf, el 31 de marzo de 1961, en la final de la Copa de Europa, 3-2 contra el Benfica. Jugaban con Barcelona, y Kocsis dijo tras el partido: "Hoy entiendo lo que ocurrió en 1954: en este césped pesa una maldición contra todo húngaro que lo pise"... La delantera del Barça era impresionante con los húngaros Kubala, Kocsis y Czibor, más Evaristo y el estratega Suárez, recién Balón de Oro. El Barça era favorito y la joven "pantera negra" del Benfica, Eusebio, no estaba en el campo. Kocsis y Czibor marcaron los dos goles del Barça, como para extirpar la maldición. Pero, la suerte decidió que sus compañeros estrellaran, otra vez, tres disparos a las maderas de las porterías del estadio Wankdorf.
Ya fallecidos Kocsis y Czibor, por fin el Barça les vengó, en el Wankdorf, en la final de la Recopa de Europa 1989, al vencer a la Sampdoria 2-0. Pagliuca, el portero genovés, invocaba las maderas del antiguo Wankdorf, sin éxito. Los postes nuevos eran sin historia, de metal y redondos.
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