Llegó tímidamente a tierra uruguaya ante la desconfianza de propios y extraños sobre un posible triunfo suyo en el fútbol rioplatense. El tiempo y muchos goles después demostraron que aquel ecuatoriano nacido en 1939 en un pequeño pueblo minero llamado Ancón, se iba a convertir en uno de los goleadores más extraordinarios del balompié sudamericano.
Alberto Spencer Herrera dejó el pueblo a los 14 años rumbo a Guayaquil para probar fortuna en algún conjunto capitalino. La oportunidad llegó en el Deportivo Everest, equipo en donde también jugaba su hermano Marco.
Como antecedente vale mencionar que anotó el primer gol reforzando al Barcelona ecuatoriano, en el partido inaugural del estadio modelo en Guayaquil en 1959. En la oportunidad fue observado por directivos de Peñarol quienes en seguida lo contrataron.
Debutó en el equipo aurinegro el 8 de marzo de 1960 en un partido amistoso ante Atlanta, de Argentina, convirtiendo tres goles. En el segundo partido le hizo dos a Tigre, también de Argentina, mientras que en su primer clásico ante Nacional obligó a un penal.
De ahí en más sus logros en el terreno de juego quedaron plasmados de goles y éxito. Con Peñarol, Spencer ganó todo, o como se dijo por allí hace algún tiempo, con Spencer, Peñarol ganó todo.
Fue campeón del torneo uruguayo 1959-60-61-62-64-65-67 y 1968. Conquistó la Copa Libertadores en 1960, 1961 y 1966 y se coronó Campeón de la Copa Intercontinental en 1961 y 1966.
Es el jugador que aún ostenta el récord de goles en la Libertadores: marcó 54 tantos siendo el segundo goleador de la Copa Intercontinental con seis goles (el astro brasileño Pelé es el primero con siete).
Alto, veloz en el pique, gran cabeceador, con habilidad y poseedor de un buen disparo de media y larga distancia, Spencer fue jugador de equipo ante todo. La delantera que conformó con Cubillas, Ledesma, Sasía y Joya implantó respeto en donde quiera que se presentara.
Tanto descolló en Uruguay que las autoridades de dicho país le insistieron para que se haga ciudadano y así poder representar a la selección charrúa. Spencer desistió de tal pedido y continuó manteniendo la ciudadanía ecuatoriana. Será siempre una incógnita hasta donde habría llegado su fama de haber defendido el uniforme celeste.
Lo que sí no es incógnita es que Alberto Spencer fue, es y será sinónimo de éxito, por ello encabezará siempre la lista de los futbolistas más notorios de Ecuador e Iberoamérica.
Homenaje a Alberto Spencer
De ahí en más sus logros en el terreno de juego quedaron plasmados de goles y éxito. Con Peñarol, Spencer ganó todo, o como se dijo por allí hace algún tiempo, con Spencer, Peñarol ganó todo.
Fue campeón del torneo uruguayo 1959-60-61-62-64-65-67 y 1968. Conquistó la Copa Libertadores en 1960, 1961 y 1966 y se coronó Campeón de la Copa Intercontinental en 1961 y 1966.
Es el jugador que aún ostenta el récord de goles en la Libertadores: marcó 54 tantos siendo el segundo goleador de la Copa Intercontinental con seis goles (el astro brasileño Pelé es el primero con siete).
Alto, veloz en el pique, gran cabeceador, con habilidad y poseedor de un buen disparo de media y larga distancia, Spencer fue jugador de equipo ante todo. La delantera que conformó con Cubillas, Ledesma, Sasía y Joya implantó respeto en donde quiera que se presentara.
Tanto descolló en Uruguay que las autoridades de dicho país le insistieron para que se haga ciudadano y así poder representar a la selección charrúa. Spencer desistió de tal pedido y continuó manteniendo la ciudadanía ecuatoriana. Será siempre una incógnita hasta donde habría llegado su fama de haber defendido el uniforme celeste.
Lo que sí no es incógnita es que Alberto Spencer fue, es y será sinónimo de éxito, por ello encabezará siempre la lista de los futbolistas más notorios de Ecuador e Iberoamérica.
Homenaje a Alberto Spencer
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