
"La Bombonera no tiembla... late", la frase que figura en uno de los carteles del estadio no puede resultar más certera.. El griterío ensordecedor que invade todo el barrio por medio de un eco vibrante que va y viene se convierte en una poderosa fuente de energía transmisora de sentimientos y comunicación... Cualquier religión del mundo envidiaría los poderes místicos de ese recinto de pasión, en donde miles de aficionados entonan cantos al unísono como si fuera la mismísima garganta de Dios; más que estadio es un templo. Son muchos los recintos futbolísticos que lo superan en capacidad, en diseño, en confort... pero ninguno brinda semejante emoción. A través de sus vibraciones hasta el cemento parece irradiar efluvios de vida cuando aparece el equipo en el terreno de juego envuelto en miles de papelitos y banderas de colores azules y amarillas que flamean por doquier. Los que no lo han visitado no pueden imaginar el espectáculo de un escenario donde, incluso, los más escépticos, se han conmocionado hasta las lágrimas.
Por estos motivos y muchos otros, no son pocos los que piensan que La Bombonera, sede oficial de la primera y auténtica hinchada nº 12, tendría que ser considerada como la Octava Maravilla del Mundo.
Fuente: Jorge Pérez González
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