En la inagotable historia del fútbol, varias dúos de cracks se formaron. Aunque la formada por Pelé y Coutinho fue extraplanetaria, fantástica y definió el Santos Futebol Clube de los años 60. Fueron suyos la mayoría de los goles de ese equipo casi invencible. Los dos firmaron 1.456 tantos para el Santos, siendo 371 de estos de Coutinho, que fue la pareja más perfecta de Pelé en el campo. Curiosamente, no se frecuentaban en la vida social. Son de esos genios las magistrales paredes (tabelinhas) que encantaron los estadios de 1958 a 1967. Pero lo que más les caracterizaba era la sintonía entre ambos, algo musical, como telepatía, dos inteligencias raras para ofrecer al público delicias de jugadas increíbles.
Coutinho nació Antônio Wilson Vieira Honório, el 11 de junio de 1943, en la ciudad de Piracicaba, estado de São Paulo. Curiosamente el mote de "Coutinho" como nombre de bautismo del ídolo del Santos, nunca fue aclarado por la prensa. A los 15 anos, él estaba en las divisiones de base del XV de Piracicaba, donde fue visto por los ojeadores del club de Vila Belmiro. En el Santos, el chaval afinó la técnica, el drible seco dado en espacios diminutos, el pase milimétrico, el impulso y el juego de cabeza (con apenas 1,72m de altura) y la frialdad sobrenatural en la definición, todo lo necesario para hacer de él un habilidoso artillero nato, lo que le valió el merecido epíteto de "Genio de la Pequeña Área".
Sin embargo, con todos esos atributos, Coutinho tuvo dificultades para aparecer en el equipo principal santista por una razón plausible: el delantero centro titular era simplemente Pagão, también de una habilidad excepcional y sinónimo de gol, crack de quien dice Coutinho que fue el más completo que había visto en esta posición de ataque. De toda forma, ya en 1958, en un amistoso, el joven de Piracicaba fue alineado en el primer equipo del "Peixe", venciendo por 7 a 1. Entonces, en este mismo año, contra el Vasco en el torneo Rio-São Paulo, y gracias a una de las numerosas lesiones de Pagão (que, por eso, era llamado "Pierna de cristal"), Coutinho anunciaba lo que iba a ser e hizo dos goles en la victoria por 3 a 0 del conjunto blanco y negro paulista. La temporada siguiente prácticamente compartió el puesto con Pagão e inició el público a las tabelinhas con Pelé. Desde entonces, llegó el reconocimiento definitivo, inclusive como goleador del Rio-São Paulo de 1961 (9 tantos), de la Libertadores de América de 1962 (6) y de la Taza Brasil también en 1962 (7). Es en esa época, que los locutores de emisoras de radio, pidieron que usara un esparadrapo en el puño, para que no lo confundieran con Pelé.
La primera fase de Coutinho en el Santos se extiende hasta 1967. En ese periodo, él participó en la conquista de cuatro torneos Rio-São Paulo (1959, 1963, 1964 y 1966), seis certámenes estatales paulistas (1960, 1961, 1962, 1964, 1965 y 1967); cinco campeonatos brasileños (de 1961 a 1965), tres Taza Brasil (1961, 1962 y 1965), dos Copas Libertadores (1962 y 1963) y dos Copas Intercontinentales (1962 y 1963). Todo eso sin contar los innumerables trofeos ganados por el Santos en otros torneos, en particular en el exterior. Mientras estuvo en la Vila, el virrey santista hizo 15 partidos y 6 goles con la seleção brasileña. En la época, tenía un número razonable de competidores en su puesto de delantero centro en Brasil -por ejemplo Vavá, Almir Pernambuquinho, Paulo Valentim, Quarentinha y Henrique Frade. Coutinho se estrenó en la selección en julio de 1960, contra Uruguay. Y se despidió en noviembre del 65, pues sí a los 22 años, jugando contra Hungría. Esos encuentros para Brasil (de los cuales 9 al lado de Pelé) dieron al atacante del "Peixe" paulista los títulos de campeón de las Copas del Atlántico (1960), de la Oswaldo Cruz (1961 y 1962), Bernardo O´Higgins (1961) y de la Copa Roca (1963), además de haber sido suplente del equipo nacional brasileño que venció el Mundial de 1962, en Chile, donde fue y volvió lesionado.
A pesar de eso, en sus dos últimos años santistas, el atacante pasó por sucesivas lesiones, que le cerraban las puertas del equipo, y que le dejaban muchas veces fuera de forma cuando recobraba la salud. Además, Coutinho tenía una enorme propensión a engordar, perdiendo la forma con facilidad. Y tales factores alteraron la vida de ese crack, así como abreviaron su propia carrera profesional, que acabó a los 30 años. En 1968, el Santos lo cedió al Vitoria da Bahía. Pero en ese rojinegro de Salvador sólo se quedaría una temporada, sin brillar y marcando sólo 6 goles para el equipo bahiano. Al año siguiente, Coutinho fue traspasado a la Portuguesa de Desportos paulistana, donde fracasó y marcando un único gol en el certamen estatal. En 1970, el Santos lo acogió de vuelta y su rendimiento fue flojo, lo que facilitó su traspaso, después de 457 partidos, en total, para el Atlas mexicano, donde "reencontró" la pólvora con 10 goles en menos de un año. Inadaptado a México, se fue para Bangu en los año 1971/1972, dejando la marca de dos pálidos tantos para el blanquirojo carioca. Finalmente, Coutinho encerró la carrera en 1973, en el modesto Saad de São Caetano do Sul, para quien marcó solamente 4 goles en el campeonato da segunda división paulista.
Pero, en un gesto de gratitud, el Santos lo llamó de nuevo a Vila, donde realizó un buen trabajo como entrenador. Sobre todo con el Juvenil A, campeón paulista de 1979. Y en el B, venciendo el estatal del 80. Coutinho tuvo un breve paso como técnico del equipo profesional del Santos en 1981 y, a seguir, fue subcampeón de la Taza São Paulo de juveniles para el "Peixe". Ese Antônio Wilson entrenó también los equipos de Comercial y de Aquidauna, del Mato Grosso do Sul, los equipos paulistas Santo André y São Caetano y el Bonsucesso carioca, además del Valeriodoce, de Itabira, que, en 1985 disputó bajo su mando una inédita semifinal del Campeonato Mineiro. En 1993, Coutinho volvió otra vez al frente del juvenil de Santos. Cuatro años después, el técnico fue ojeador de jóvenes promesas para la Asociación Deportiva de la empresa Mercedes Benz, en la ciudad paulista de São Bernardo do Campo. En seguida, Coutinho se hizo entrenador de niños en un programa social patrocinado por el ayuntamento de São Paulo.
Por fin, para ilustrar, queda por decir sobre ese extraordinario artista una anécdota y filosofía que se cuenta sobre él. Ya retirado de la vida de futbolista profesional, y obeso, alguien lo reconoció jugando en un campo sin importancia. Verdad que él cobraba un cachet de mecenas del equipo de los suburbios. En un momento, Coutinho intentó en vano una jugada que exigía destreza física. Enseguida, los pocos aficionados le dedicaron una bronca escandalosa. El partido terminado, un observador chocado quiso saber de él, que fue de los cracks más festejados del País, como podía aceptar sin perturbarse una tal bronca de unos aficionados desconocidos. Y Coutinho pausadamente respondió:
-Oye, compañero, la única bronca que duele es la primera.
Fuente: Antonio Falcao
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