121 partidos sin derrota, de 1957 a 1965, ocho años de Liga sin perder en casa: a eso asistieron los espectadores del Chamartín como se llamaba su mejor época, la de la gloria universal en blanco y negro.... mejor dicho el nuevo Chamartín. Nombre con cual se inauguró, en 1947, el estadio que hoy día en otra gran época de éxitos, estrellas y fútbol, se llama Estadio Santiago Bernabéu. Se venía a Chamartín a disfrutar del mejor fútbol de Europa, no a ver el Real Madrid ganar, que al final aburre.
Didí, Di Stéfano, Kopa, Puskas, Gento y una lista inagotable de grandes del fútbol pisaban cada semana, vestidos de blanco, el templo que más Copas de Europa e Intercontinentales puede lucir. Tras una época más oscura, cuando sólo en los 80 reaparecieron algunos buenos jugadores, como Michel, Hugo Sánchez o Butragueño, volvió la luz cuando los últimos grandes jugadores en pisar cada semana el césped histórico de Chamartín se llamaban Zidane o Ronaldo, intentando resucitar el pasado.
Numerosas estrellas tuvieron la oportunidad de ofrecer gran fútbol en el Santiago Bernabéu, en citas históricas... Sarti y Julinho, con la Fiorentina en la final de Copa de Europa del 57, aunque perdiendo 2-0, contra el Real Madrid, entonces ya mejor equipo de Europa. En el mismo escenario, Linazza, Cubilla y Spencer con el gran Peñarol de 1960, sufrieron un severo 5-1, en esta primera final Intercontinental, que ahora consagraba el mejor equipo del mundo. Pero, en 1966, pisando otra vez el Bernabéu, el soberbio Peñarol de Mazurkiewicz, Gonçálvez, Abbadie, Rocha y Spencer, repitió el 2-0 de la ida en Montevideo y se llevó su segunda Intercontinental del mismo centro de Madrid. El "viejo" delantero ecuatoriano Spencer, marcó 3 de los 4 goles de esta final.
En 1964, el Bernabéu acogía las semifinales y finales del Campeonato de Europa de Naciones, y 120.000 espectadores aplaudieron artes y regates de la última bella generación húngara: Sárosi, Bene, Fenyvesi y Florian Albert, aunque eliminados en semis. En la final, Iribar, Suárez y Amancio vencieron a la araña negra, Yashin y a Rusia, con una de las fotos más conocida del 2-1 victorioso de Marcelino, de la cabeza en vuelo, Yashin volando también en vano.
La historia del Bernabéu suena a una historia del fútbol clásico del siglo XX, pero en el siglo XXI, los 75.000 aficionados de este templo del fútbol clásico, han tenido el privilegio de aplaudir cada semana artes nuevas de Zidane o goles inéditos de Ronaldo, que suenan a jugadas del siglo pasado.... en color. Se cuenta que el más grande, Pelé, estuvo pretendido por Santiago Bernabéu, para tomar el relevo de Di Stéfano y Puskas, cuando estas estrellas se apagaban. No se hizo pero Pelé, sí que jugó una vez en el Bernabeu. Fue en 1959, para el homenaje de despedida a Miguel Múñoz, gran capitán de este mejor Real Madrid. Pelé, vino, convenció, marcó y perdió 5-3, y se fue para hacer del Santos el otro mejor equipo del mundo, en otro continente del bonito juego, en otro mítico estadio, el Maracaná.
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