Campeona olímpica 3 veces, finalista del Mundial 2 veces, recordista universal de media de goles por partido con 5,4 como el Mundial 54, este equipo de amigos no perdió ni un partido de 29 disputados entre 1949 y el 4 de Julio 1954, el día de una final decidida de antemano. Alemania sufría una década de derrotas militares y políticas mundiales. Su victoria en el Mundial 1954 la reintegraba en el mapa geopolítico. Nunca se dudó que la victoria Alemana contra el mejor cuadro de la década de los 50 fue política. Dos meses más tarde, el mundo autorizaba el rearmamiento de Alemania.
Esta bella Hungría evolucionaba en el campo con la alegría del juego colectivo, del juego corto y apoyo permanente, y gozaba de las artes privadas de Czibor, Hidegkuti, Puskas, Boszik, Kocsis, Zakarias y de Grosics entre los palos. Se respiraban ideas diferentes en el campo. Golearon a los mejores países en esos 4 años de gloria: Brasil, Uruguay, la mejor Yugoslavia de todos los tiempos, el famoso Wunderteam austríaco y Rusia. Y por fin, vencieron a Inglaterra que se autoconsideraba el mejor equipo del mundo 6-3 en Wembley y 7-1 en el Nepstadion.
A Rusia, el padre y guía comunista, les eran prohibido ganar. Inauguraban el monumental estadio de Moscú, delante del mismo Stalin, quien no se interesaba al fútbol pero sí a la victoria. Puskas, Kocsis, Hidegkuti decidieron... no perder. Así transcurrió, los artistas húngaros jugando a no perder... la pelota ante una Unión Soviética automática. Faltando 12 minutos, Czibor corría pensando, en su carrera de 35 metros: "¿qué arriesgo?... pero si mi placer es de marcar y jugar libremente... ¿qué hago?... si mi pueblo, mi familia y mis amigos estarían orgullosos... ¿qué hago?". Pues disparó, marcó, y Rusia no pudó inaugurar inmaculado su nuevo estadio monumental, ni Stalin y sus dignitarios festejar la gran Unión... unos años después invadierón Budapest y castigaron el hijo rebelde por pensar libremente el fútbol, la vida y la politica.
Los eventos de Budapest de 1956 sellaron definitivamente la suerte del equipo de oro, un grupo de amigos que se reían en el descanso antes de la prórroga en la semifinal del mundial 54 contra Uruguay, y sólo salir al campo, hacían los dos goles (4-2) que les abría las puertas del infierno de la derrota 3-2 ante Alemania, después de ganar 2-0 a los 9 minutos, después de que validasen un gol alemán en claro fuera de juego y que anulasen uno válido a un Puskas lesionado, después de haber vapuleado la misma Alemania 8-3 en la primera fase...
Fuente: Jean Pierre Bonenfant
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