"Cuando lo veía ante el gol, yo pensaba: pégala del interior de la izquierda... del exterior de la derecha... de cabeza ¡ahora! ... y ya lo había hecho... gol cada vez, exactamente como sólo se podían meter, en una fracción de segundo. En los últimos 30 años, es el único goleador que he visto así en Francia". Así habla Just Fontaine, recordman de goles en un Mundial, de Josip Skoblar, a quien admira y aprecia como uno de los suyos, un goleador, como ya no hay: 44 goles en 36 partidos, Bota de Oro europea en 1971, 100 goles en sus 100 primeros partidos con el Marsella, donde marcó 151 goles en 5 años, siendo el segundo goleador histórico detrás del mítico Gunnar Anderson y delante de Jean Pierre Papin. Fue pichichi francés tres veces consecutivas (1971, 1972, 1973) y artífice de los 4 títulos en 4 años de un Marsella que renacía de cenizas frías de más de 20 años: Copas 1969 y 1972 y Championnats 1971 y 1972. Un doblete en 1972 inédito.
Semifinalista del Mundial de 1962 en Chile, eliminado por la Checoslovaquia de Masopust, era la estrella de una Yugoslavia llena de talentos como Soskic, Durkovic, Jusufi, Sekularac y Galic. Era llamado "el águila de las Dálmatas", por su mirada y sus disparos de depredador de áreas y por las águilas de las montañas Dálmatas, de donde era originario. Josip Skoblar, se hizo grande en el Olympique de Marsella, que, gracias a él y a su asociación con el extraordinario extremo derecho Magnusson, abandonó la segunda división para dominar el fútbol francés a principio de los 70, en plena hegemonía de Saint-Etienne y Nantes.
Entre 1967 y 1968, Skoblar hizo un vaivén de cesiones y dudas entre Hannover y Marsella, pero su corazón estaba en las playas del puerto provenzal, donde se jugaba buen fútbol. El Hannover ya no lo quería ni ceder, ni venderle al Bayern que aspiraba a él. El presidente del Marsella, Marcel Leclerc hizo un viaje relámpago a Alemania y volvió con Skoblar, gran satisfacción del técnico Mario Zatelli, un amante del fútbol ofensivo y espectacular y de los muchísimos aficionados que le acogieron al aeropuerto de Marignane.
Era la imagen del futbolista completo, su técnica daba envidia a todos los delanteros y rabia a todos los porteros de los 70 en Francia. Disparaba de repente de cualquier lugar con cualquier pie, exterior o interior, era un óptimo cabeceador, rápido y un cazador de balones infatigable, un depredador de áreas y porteros. 30 años tras su salida, volvió en 2001 al área deportivo del Marsella, donde sus ojos intentan detectar nuevos depredadores de áreas, en las áreas de juego de los campos de fútbol, donde aún se juega al ataque.
1 comentario:
me llamo Lucas Skoblar y mi viejo es primero de Josip, porque el tío de él, mi abuelo, inmigró a Argentina. Hace tiempo que estoy tratando de comunicarme con él y con la embajada de croacia en argentina pero no recibo respuestas. pueden ayudarme?
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