Cara de mucho placer. Uno no puede imaginarlo sin un jarrón de espumosa cerveza en la mano. En las canchas alemanas, era siempre el más bajo y el más gordo: un hamburgués rechoncho y petizo, de andar oscilante, que tenía un pie más grande que el otro. Pero Uwe Seeler era una pulga cuando saltaba, una liebre cuando corría y un toro cuando cabeceaba.En 1964, este delantero centro del club Hamburgo fue elegido el mejor jugador alemán. Él pertenecí al Hamburgo en cuerpo y alma:
- Soy un hincha más. El Hamburgo es mi casa -decía.
Uwe Seeler despreció todas las ofertas que tuvo, muchas y muy suculentas, para jugar en los más poderosos equipos de Europa.
Participó en cuatro campeonatos mundiales. Gritar Uwe, Uwe era la mejor manera de gritar Alemania, Alemania.
Fuente: Eduardo Galeano
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