Fue en el Mundial de España en 1982, bello, dramático y emocionante. El equipo francés de Michel Hidalgo iba a deleitar al público de Sevilla, amante del juego bonito, con Platini, Giresse, Tigana, Tresor, Rocheteau, Six. El escenario andaluz era el ideal para que se diera la victoria del fútbol vistoso de los franceses contra una Alemania realista. Con España y el fútbol arte del Brasil de Telê Santana eliminados, quedaba Francia en los corazones andaluces, una Francia con acento español del seleccionador Hidalgo, Amorós, Giresse o Soler. No había duda se vería un partido histórico. Así fue. Belleza, drama, emoción, suspense y goles.
90 minutos de juego y un incomprensible empate a uno, tras una bella demostración de fútbol de Francia. Y una jugada violenta sin castigo del portero alemán Schumacher que mandó al hospital a Battiston, cuando iba a marcar el 2-1, de un patadón al cuello fuera del área. Ni expulsión, ni tarjeta, ni siquiera falta. Schumacher ni fue a visitarle al hospital. Cuatro goles en la prórroga colocaron el partido en la historia del buen fútbol. Francia se había adelantado con una volea espectacular de Tresor y otro gol de cabeza de Giresse tras una bonita combinación. 3-1 para Francia. Rummenigge, lesionado, entra para forzar el milagro, y en su primer balón se estira hasta lesionarse, todos piensan. 3-2. Minutos después Fischer de una bellísima chilena, empataba a tres.
Penaltis. Giresse, 0-1. Kaltz 1-1. Amoros, 1-2. Breitner, 2-2. Rocheteau, 2-3. Stielike falla, 2-3. Didier Six va a hacer el 2-4 definitivo y merecido para que Francia dispute la final de Madrid, en el Estadio Santiago Bernabéu. Schumacher, reaparece para volverse el verdugo de Francia y, sin haber pagado nada por su escalofriante brutalidad, va a mandar a Didier Six y a Francia entera, al infierno parando su tiro. Littbarski, el mejor y más fino jugador alemán, 3-3. Le toca a Platini, 3-4 para Francia. Rummenigge no falla, 4-4. El último tirador francés, Bossis, llora su fallo, ensimismado en el césped. No mira, escucha el público sevillano entregado a la causa del buen fútbol francés. Hrubesch, tipo panzer, sólo ha marcado un gol en ese campeonato, y aparentemente patoso, tiene todos los números para fallar. Hrubesch fusila Ettori, y a Francia entera y al arte del fútbol de los Platini, Giresse, Tigana o Rocheteau, a esta Francia entonces llamada el Brasil de Europa.
Mientras la belleza del Mundial 82 de Brasil, Francia y el debutante Camerún se despide, la final la disputan dos equipos europeos, adeptos de un fútbol avarísimo en espectáculo. Italia ganará a una Alemania cansada, sin belleza, 3-1.
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